Juan M. Chávez |
Por:
Juan M. Chávez,
Director Ejecutivo
del CONIAF
Carlos Sanquintin,
Asesor de la Dirección
Ejecutiva del CONIAF
Carlos Sanquintin |
En las décadas de los 70
y 80, los incrementos de producción del sector
agroalimentario se obtuvieron a través de incrementos en las áreas de cultivo.
Hoy, el reto se conoce: al 2050 se debe doblar la producción de alimentos con
los mismos, o incluso menos, recursos -agua y tierra. La Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estima que el 70 por ciento (70%) del crecimiento de la
producción del futuro, a esa fecha, ha
de proceder de una mejora de la productividad, por lo que, con el Tratado de
Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA,
por sus siglas en inglés), o sin este, en la República Dominicana se necesitará
un desarrollo incluyente que mejore la productividad de los pequeños
agricultores con pocos recursos, por seguridad y soberanía alimentaria, y
crear, al mismo tiempo, oportunidades de desarrollo rural más amplias que
incluyan una revisión extensa de cada eslabón de la cadena productiva de cada
región. En el caso de la República Dominicana, la escasa implementación de
sistemas de transformación (agregado de valor), bajos niveles de agro-negocios
y escasa transferencia de tecnología e innovación (buenas prácticas),
son factores que se presentan, a todas luces, como la “piedra en el zapato” de
los pequeños y medianos productores nacionales.
Esta serie de artículos técnicos se enfoca en
subrayar algunos hallazgos nacionales e internacionales que en un momento dado podrían
pasar a jugar un papel de trascendencia en el componente tecnológico de un
futuro plan de reconversión del sector agroalimentario nacional. En las anteriores entregas de las Tendencias
Agrotecnológicas I y II, se ha establecido una secuencia de productos
tecnológicos e innovaciones resultado de la Investigación, Desarrollo e
innovación (I+D+I) en algunas áreas del sector agroalimentario -los
escritos íntegros pueden obtenerse usando los enlaces http://adiard.blogspot.com/2016/05/tendencias-agro-tecnologicas.html y
http://adiard.blogspot.com/2017/03/tendencias-agro-tecnologicas-2.html,.
En la primera y segunda entrega se
prestó atención a escudriñar algunas herramientas que se pueden usar para
ensamblar un programa de gestión de la agricultura de precisión en tiempo real.
Esta tercera entrega busca mostrar algunos productos tecnológicos e innovaciones que, en algunos casos,
impacten el futuro de la producción
nacional.
Se estima que Latinoamérica, que
solo alcanza a producir el 50% o el 60%
del potencial productivo de sus cultivos, podría mejorar sustancialmente si se
dispone de acceso al financiamiento,
conocimiento-tecnologías y mercado. Por otro lado, la FAO estima
que un tercio de la comida que se
produce en el mundo se desperdicia. Eso es lo mismo que 4.3 billones de
toneladas de comida todos los años. Esa es la cantidad que se necesita para
alimentar cerca de 2 mil millones de
personas. La solución que se busca debería ser una combinación: se tiene que
ser más eficiente para producir en zonas donde se puede incrementar producción
y asegurar que las plagas no arruinen los cultivos, disminuyendo desperdicios.
En República Dominicana se
recomienda trabajar en varias
direcciones que aseguren obtener el potencial productivo de los cultivos cadena
de cada región; diseñar una estrategia de desarrollo del sector propiciando la
inversión pública-privada, como eje transversal, para fortalecer la producción
de cultivos exóticos como Quinoa,
Pitahaya, Moringa, Lulo, Caimito, zapote, Pimienta, Orégano, Hierbas
aromáticas, Algas Marinas, entre otros. Aprobada la ley de bio-seguridad,
trabajar para establecer programas de
modificación genética, incorporando genes de rendimiento, fortificación, resistencia a
plagas y enfermedades, o a condiciones adversas (sequía y salinidad). Además, debe
dársele prioridad a mejorar eficiencia de la cosecha e inocuidad
agroalimentaria. Se recomienda, también, establecer en toda la geografía
nacional, centros de agro-procesamiento e
incentivar el uso de energía renovable en la agricultura.
1.
Producción de
cultivos exóticos
Otra posibilidad para la República Dominicana podría ser la de producir
alimentos a partir de las microalgas marinas, ya que las mismas se están usando
a nivel mundial. De hecho, un consorcio
de empresas e instituciones públicas
investigan el uso de biocompuestos marino en la alimentación humana a través de una producción industrial. Al
abrigo de una colosal central térmica, se desarrolla la primera fase del
proyecto que busca extraer biocompuestos de las microalgas para producir
superalimentos para los humanos.
2. Desarrollo
de la ingeniería genética
El
establecimiento de programas de ingeniería genética en instituciones públicas-privadas puede
ayudar a incrementar la tan deseada eficiencia productiva en la competitividad
y seguridad alimentaria. Solo hay que imaginarse lo importante que sería para
la producción nacional la implementación de
un programa de secuenciación del genoma de los
productos cadenas del país. Tener la habilidad de identificar los genes de
resistencia a enfermedades y los de susceptibilidad es sencillamente un sueño,
pero posible de realizar. De hecho,
en la Conferencia sobre el Genoma de las Plantas y los Animales, en San
Diego el 15 de enero del 2017, ha sido
presentada la secuenciación del genoma de Coffea arabica, la especie
responsable de más del 70 por ciento de la producción mundial de café. El
financiamiento para la secuenciación fue proporcionado por el grupo Suntory,
una compañía internacional de alimentos y bebidas con sede en Tokio. Ahora
disponible para su uso inmediato por científicos y fitomejoradores de todo el
mundo, la nueva secuencia del genoma ha sido enviada a Pythtozome.net, la base
de datos pública de genómica vegetal
coordinada por el Instituto Conjunto del Genoma del Departamento de
Energía de los Estados Unidos.
La repercusión de este hallazgo es de
gran importancia económica y social para
la República Dominicana, pues brinda la oportunidad de acariciar la idea, a
mediano plazo, de mantener el cafeto típico, del cual se posee algunas
denominaciones de origen, en algunas zonas del país, lo que permiten conseguir
precios preferenciales. Este hallazgo es más importante aún, porque
en febrero del 2017, las autoridades del Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) publicaron
en Honduras una alerta, tras descubrir que una rara mutación de roya está
afectando los cultivos de café en varios departamentos de ese país, lo que
coloca a la República Dominicana en alto riesgo de contaminación.
El cacao (Theobroma cacao L.) es uno de los principales productos de exportación
agrícola de la República Dominicana. Existe un total de 35,000 productores
dedicados a este cultivo. La mayoría son de pequeña escala, alcanzando un
tamaño promedio de finca de tres hectáreas (3 ha) El principal problema que
afecta la producción de cacao en el país es el bajo rendimiento 390- 450 kg/h.
Las principales causas de este problema son: edad avanzada de las plantaciones
(60 a 100 años), mala selección varietal, mala calidad de las semillas y
deficiente manejo del sistema de producción, originado por el poco conocimiento
técnico en fertilización, manejo de poda, así como en el manejo y control de
plagas. De ahí que se requiere un proceso intenso de transferencia y adopción
de tecnologías en el cultivo. En la República Dominicana no abundan las
investigaciones en este cultivo. En Brasil, sin embargo, investigadores del Instituto de Biología, de
la Universidad de Campinas (IB-UNICAMP), en Sao Paulo, han estudiado la
estructura y diversidad genética molecular de las variedades cultivadas en Bahía
durante más de 200 años. La investigación la han llevado a cabo en colaboración
con varias universidades e instituciones brasileñas.
Los
investigadores secuenciaron el ADN nuclear de 270 muestras, y se centraron en
30 marcadores moleculares. Fue así como encontraron la base genética del Cacao
de Bahía, descubriendo que ésta es muy estrecha, y que todos estos árboles son
los descendientes de sólo unos pocos ejemplares. Descubrieron
que los árboles que actualmente son resistentes al ataque del hongo
Moniliophthora perniciosa tienen una mayor diversidad genética que los híbridos
más cultivados en el país. Este hongo es endémico de América del Sur y el
Caribe, y nunca ha cruzado los océanos para atacar plantaciones en África o
el sudeste asiático. Nuevos híbridos de los árboles de cacao resistentes a las
enfermedades están siendo obtenidos por los criadores de plantas en
centros de investigación locales.
Una herramienta de la ingeniería genética con resultados a
corto plazo es la biofortificación de cultivo. Esta también se puede lograr mediante mejoramiento convencional. A pesar de
su éxito, el mejoramiento convencional se limita a plantas estrechamente
relacionadas (sexualmente compatibles), y por lo tanto depende directamente de
la variación natural del nutriente de interés; además, requiere bastante tiempo
para estabilizar el rasgo buscado. Aunque ciertas técnicas de biotecnología
moderna (no la transgenia) pueden acelerar el mejoramiento convencional, el
número mínimo de generaciones necesarias para cultivos de propagación clonal
(por ejemplo, papas, batata, plátano y yuca) se estima en siete; para los
cultivos de auto-fertilización (por ejemplo, arroz, trigo y sorgo), nueve
generaciones, y para los cultivos de polinización cruzada (por ejemplo, maíz),
17 generaciones.
La biofortificación y la incorporación de genes de
rendimiento mediante Organismo Genéticamente Modificados o Mejoramiento Tradicional,
es una herramienta que el mundo científico esta abrazando. En entregas previas
se había mencionado el Arroz Dorado en Bangladesh con beta caroteno, y debe añadirse que de acuerdo a la Organización
Mundial de la Salud (OMS), más de medio millón de niños en todo el mundo
se quedan ciegos cada año debido a la falta de vitamina A. Según el organismo,
esta problemática, además de ser la principal causa de ceguera prevenible en
niños, aumenta el riesgo de enfermedades y muertes por infecciones graves. Es
un problema de salud pública en más de la mitad de las naciones del mundo,
especialmente en África y el sudeste asiático. Esta deficiencia afecta más a
niños pequeños y a mujeres embarazadas de los países de bajos ingresos; por
esto, científicos africanos están trabajando en el desarrollo de un sorgo que
podría hacer frente a la ceguera.
En Kenia, investigadores están abordando este problema desarrollando el
sorgo biofortificado, un cultivo básico que ha sido modificado genéticamente
para contener niveles más altos de vitamina A. Más de 300 millones de africanos
subsaharianos dependen del sorgo como su principal fuente de calorías. Sus
propiedades tolerantes a la sequía y al calor hacen que sea un cultivo vital en
los países propensos a tener falta de agua, donde el riego no siempre es
accesible. El Dr. Magomere y su equipo ya han aumentado la Vitamina A
disponible en plantas de prueba de sorgo. “Este es el primer paso. El segundo
paso ha sido aumentar la disponibilidad de hierro y zinc, y esto se ha hecho
mediante la reducción de los niveles de una proteína que se une a hierro y zinc
en las plantas. Cuando el producto esté listo y disponible para los
agricultores locales, reducirá significativamente las deficiencias
nutricionales de la población”. En la
República Dominicana, los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones
Agropecuarias y Forestales (IDIAF), Julio Nin, Ana Mateo, y Juan Cueto, liberaron en el 2014 varias líneas de
habichuela fortificada con hierro y zinc, con el método tradicional de
mejoramiento, en una investigación financiada por el CONIAF.
Investigadores de Bélgica, China
y Estados Unidos, desarrollaron arroz manipulado genéticamente mediante
CRISPR/Cas9, con mayores niveles de amilosa y almidón resistente, compuestos
que permiten mejorar el control de azúcar en la sangre, así como disminuir la
incidencia y mitigar la gravedad de la diabetes de tipo II. Los
cereales altos en contenido de amilosa (AC) y almidón resistente (RS), que no
son digeribles y absorbidos en el estómago o el intestino delgado y pasan
directamente al intestino grueso, ofrecen beneficios potenciales para la
salud, al reducir el riesgo de enfermedades no infecciosas.
El
consumo de RS puede conducir a una disminución del índice glucémico (GI), que
representa el aumento del nivel de azúcar en la sangre después de la ingesta de
carbohidratos, y también podría prevenir el desarrollo de resistencia a la
insulina no reversible en individuos sanos y diabéticos, así como disminuir la
incidencia y mitigar la gravedad de la diabetes de tipo II. El RS también
produce ácidos grasos de cadena corta (SCFA) que ayudan a mantener el tejido
del colon más sano. Por otro lado, aunque una dieta alta en AC es altamente
deseable y alimentos más saludables para algunos consumidores, los cultivos de
cereales más altos en AC no están ampliamente disponibles.
Por
medio de la manipulación genética, en Bangladesh, tres años después de la liberación de la berenjena
transgénica Bt (resistente a plagas), se va a liberar su segundo cultivo
transgénico: una papa resistente al hongo del tizón tardío, tras la
solicitud de aprobación comercial enviada por científicos al gobierno. El
Instituto de Investigación Agrícola de Bangladesh (BARI), ha desarrollado también la papa resistente al
tizón (RT), que aplicó el pasado 29 de diciembre del 2016 explicó el director
general de BARI, Rafiql Islam Monda.
Científicos de la Universidad de Riverside (California) y del Instituto Internacional de Investigación del Arroz
(IRRI), han descubierto el secreto de cómo las semillas de arroz pueden
soportar las inundaciones y crecer en dichas condiciones. Mientras que una nueva
investigación de un científico de la Universidad Estatal de Iowa (ISU), EEUU,
identificó un mecanismo genético que rige el crecimiento y la tolerancia a la
sequía en las plantas, un desarrollo que podría conducir a desarrollar mejores
características de rendimiento en los cultivos. Yanhai Yin, profesor de
genética, desarrollo y biología celular, y académico en el Instituto de
Ciencias Vegetales, dijo que los procesos biológicos que supervisan el
crecimiento de las plantas y la sequía, a menudo chocan entre sí. Yin dijo que
los científicos han observado durante mucho tiempo la tendencia de las plantas
a ralentizar su crecimiento en tiempos de sequía para conservar la energía y
combatir el estrés, pero los mecanismos genéticos que guían esas interacciones
fueron mal comprendidos.
Un
grupo de científicos argentinos de la Universidad Nacional de Cuyo publicaron
un estudio en New Phytologist, en el cual reportan la transferencia horizontal
de genes en la planta parásita Lophophytum mirabile, la cual obtuvo un
80% de sus genes mitocondriales codificantes desde la planta huésped. La transferencia
horizontal de genes (THG) entre las mitocondrias de las plantas con flores se
produce con frecuencia en la naturaleza, y en la mayoría de los casos, conduce
a la formación de transgenes no funcionales en el genoma receptor. Las plantas
parásitas (que obtienen alguna o todas las sustancias nutritivas que necesita
para su desarrollo desde otra planta) son particularmente propensas a este
fenómeno, pero sus genomas mitocondriales (ADNmt) han sido en gran parte
inexplorados. Científicos argentinos de la Universidad Nacional de Cuyo
realizaron un estudio genómico mitocondrial a gran escala de la planta
holoparásita Lophophytum mirabile
(Balanophoraceae) –
la mitocondria es un organelo celular encargado del metabolismo energético y
que tiene una unidad de ADN independiente y aparte del que se encuentra en el
núcleo celular. Se realizaron exhaustivos análisis filogenéticos para abordar
la frecuencia, el origen y el impacto de la THG. Esta información nos muestra
la naturaleza espontáneamente ejecutando transgénesis, lo que abre muchas
puertas al mundo del mejoramiento genético.
Pero el 2017
aun comienza, y parece traer consigo un torbellino de resultados promisorios. Tal
y como ocurre con frecuencia, la ciencia continúa avanzando y un nuevo hallazgo
genético llamado CRISPR/Cas9 (la
máquina de genes) promete superar a los OGMs. La técnica fue descubierta en el
2012 por Jennifer Doudna, especialista en bioquímica de la Universidad de
California Berkeley, junto con Emmanuelle Charpentier, microbióloga del Instituto
de Biología de las Infecciones, “Max Planck Institute for Infection
Biology,” y permite editar el ADN para
evitar resultados indeseables a nivel genético. Asimismo, la técnica, edición
genética, permite añadir características deseables a nivel celular.
A través del CRISPR-Cas9 se puede detectar y
seleccionar una secuencia fallida determinada de la cadena del ADN y, mediante
una sustancia especial, puede corregir los puntos en falta y reconvertir la
célula y transformarlos en un gen sano. Por ejemplo, se podría lograr que un
embrión encaminado a complicaciones se convierta en uno sano, o hasta se podría
evitar la predisposición natural ante ciertas enfermedades en vida. Se trata
nada menos que de editar el propio mapa genético.
El abanico de posibilidades de la novedosa técnica
parece inalcanzable. Ya se encuentran en desarrollo investigaciones con el fin
de, por ejemplo, recuperar especies de animales extinguidas, alterar una cepa
de levadura para transformar azúcar en biocombustible, o hasta extirpar el
virus HIV de células humanas infectadas, aisladas en un laboratorio.
- Mejorar la eficiencia
de la cosecha e inocuidad
alimentaria
Las causas de las elevadas perdidas por cosecha en la mayoría de
los cultivos son diversas. Van desde falta de mercado regionales, ataque de
plagas y enfermedades, mal selección de variedad de siembra, mal manejo de
programas agronómicos (uso y manejo de plaguicidas, programa de fertilización,
programa de riego, control de malezas), desuniformidad de la plantación, etc. Los
mercados regionales, que son los que podrían impactar a los productores de
pequeños y medianos predios, se caracterizan por pagar precios bajos y ventas
irregulares, distribución desordenada, con el consiguiente aumento de costo y
perdida de frutas, así como la reducción en la calidad de los que no perecen
totalmente; en el comercio al detalle, de una parte, falta de correlación entre
precios y calidad, y de otra, grandes
oscilaciones de aquellos, con exorbitantes diferencias y falta de paralelismo entre lo que paga el
consumidor y lo que percibe el productor. En adición a esto, en innumerables
ocasiones es preferible dejar perder el producto porque el precio ofertado no
paga cosecharlo.
Con relación a inocuidad agroalimentaria, se recomienda la
aplicación de los lineamientos plasmados en la
Guía del U.S Food and Drug Administration (http://www.fda.gov) para Reducir al Mínimo
el Riesgo Microbiano en los Alimentos, para Frutas y Hortalizas Frescas, y el
Manual para el Mejoramiento de la Calidad e Inocuidad de las Frutas y
Hortalizas, elaborado para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por la
Dra. Mayra Piñeiro y la Ing. Luz Díaz (2004), el cual presenta un marco
estratégico en el tema de la calidad y la inocuidad, basado en tres elementos
fundamentales: a) Adopción universal de un enfoque de la inocuidad de los
alimentos basado en los riesgos. Para el establecimiento de prioridades basadas
en los riesgos debe disponerse de conocimientos científicos y sistemas
efectivos y adecuados para notificar la incidencia de las enfermedades
transmitidas por los alimentos.
Los sistemas de inocuidad de los alimentos, con un enfoque basado en la cadena alimentaria, se benefician también de los análisis intersectoriales que comprenden otras esferas, evaluaciones de los riesgos relacionados con la vida humana y la sanidad animal y vegetal y temas conexos, tal como el de la bioseguridad. b) Aumento de las medidas preventivas de la contaminación alimentaria al origen, establecidas tanto en la reglamentación como en los sistemas de control de los alimentos, incluidos el desarrollo y la difusión de prácticas recomendables en toda la cadena alimentaria, y basadas en los principios de las buenas prácticas agrícolas (BPA), las buenas prácticas de fabricación y/o de manufactura (BPF/BPM) y el sistema de análisis de peligros y de puntos críticos de control (APPCC) c) Adopción de un enfoque integral de la inocuidad de los alimentos que abarque toda la cadena alimentaria (desde la "granja" –o el mar– hasta la mesa, como se dice a veces) y que se ajuste a la definición de la FAO del enfoque basado en la cadena alimentaria, en que se comparte la responsabilidad de la producción de alimentos inocuos en toda la cadena.
República Dominicana debe mantenerse en alerta constante con respecto a todo lo concerniente a este tema. El 16 de Febrero 2017, New Desk, señala que “la comida importada enferma a más estadounidenses que nunca”. En los "brotes de enfermedades asociadas con alimentos importados en los Estados Unidos, 1996-2014", se informa que hay "un pequeño pero creciente número de brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos asociados con alimentos importados, más comúnmente peces y productos agropecuarios". Muchos de estos brotes, especialmente aquellos relacionados con los de productos agropecuarios, se remontan a América Latina y el Caribe. Por lo que sería sabio iniciar un proceso de fiscalización de los procesos locales e introducir, si es necesario, nuevas tecnologías para la detección de problemas con la inocuidad en el país. Recientemente, como parte de una colaboración entre el instituto de capacitación Intagri y la revista Productores de Hortalizas, el Dr. Lightbourn presentó un sistema innovador que pretende establecer un proceso fortificado para enfrentar los retos más serios del sistema alimentario.
El método más moderno es la espectrometría, porque se determina la mayor parte, de manera
cuantitativa, de todos los elementos de la tabla periódica a límites de una
parte por trillón. Así, será posible identificar cualquier metal para poder
garantizar que no haya ningún elemento contaminante desde el punto de vista de
los metales pesados. El camino hacia una verdadera inocuidad alimentaria
consiste en comprobar la sanidad y calidad de los productos de una manera
trazable, confiable y con credibilidad y certidumbre
4. Incentivar el uso de la energía renovable en la agricultura
El uso de energías renovables tales como el fotovoltaico, el solar térmico, la energía eólica, la biomasa (biogas, leña, materias vegetales), la energía hidráulica, geotérmica, o de las mareas, puede contribuir a la salvaguardia del entorno, ya que la agricultura está bien adaptada para este tipo de aplicaciones. Guacimara Medina (2016) señala que en el caso concreto de este sector agroalimentario, se suma otra importante circunstancia que puede potenciar las oportunidades que ofrecen las energías renovables, ya que, en muchos casos, las explotaciones agrícolas y ganaderas se sitúan en lugares alejados de núcleos urbanos donde no existe suministro eléctrico. Entre las distintas fuentes de energías limpias destaca:
Energía solar térmica: Más conocida por su uso doméstico, de carácter obligatorio a partir de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación en 2006. Se trata del uso de placas solares térmicas para el calentamiento de agua, que en agricultura puede emplearse en procesos de desinfección en la industria agroalimentaria o también empleando estas placas para obtener la llamada “refrigeración solar”, que podría utilizarse en bodegas para el control de la temperatura del mosto y vino.
Energía solar fotovoltaica: Placas compuestas por células fotovoltaicas que transforman la radiación solar en electricidad. Se pueden usar para la iluminación de algunos invernaderos de flores, control de sistemas de riego, etc., así como suministro eléctrico de una granja, empaquetado o vivienda. Como ejemplo, se puede citar que una vivienda aislada con consumo autónomo necesitaría unos 1.500 W para el consumo básico, lo que supondría una superficie de 8 m2 de placas solares y una inversión aproximada de 5.000 euros.
Energía eólica: Existen miniaerogeneradores de entre 200 W hasta 5 kW, utilizables para aquellas zonas donde la radiación solar no sea suficiente, pero sí exista una influencia de viento bastante regular a lo largo del año. En este caso, la inversión estaría desde unos 800 a 15.000 euros.
Energía marina: Es toda aquella que es transportada por las olas, marea, corrientes, salinidad o diferencia de temperatura, y que puede aprovecharse a partir de tales recursos. Cualquier movimiento que procede del mar es energía cinética y potencial que se aplica en la vida actual. Los océanos o mares producen dos tipos básicos de energía: mecánica y térmica. La energía mecánica se produce de acuerdo con la rotación de la Tierra y la gravedad de la Luna, ya que ambas crean fuerzas mecánicas: mientras la primera crea viento en la superficie del océano y en consecuencia se forman las olas, la atracción gravitatoria lunar genera mareas y corrientes costeras.
La energía térmica, por su parte, se obtiene cuando el Sol calienta la superficie marina, a la vez que las profundidades permanecen frías. Esta diferencia de temperatura permite que la energía se convierta en otro tipo de energía: la eléctrica. Algo similar desarrolla, la empresa Capta Hydro, fundada en 2015 por ingenieros de la Pontificia Universidad Católica de Chile, diseñando y comercializando un nuevo sistema hidroeléctrico compuesto por un soporte que permite la instalación de entre uno y tres rotores especialmente diseñados para canales artificiales.
Energía de la biomasa: Esta es una fuente de energía muy interesante para la agricultura y la ganadería porque ofrece el aprovechamiento de los residuos orgánicos, puesto que se basa en generación de combustibles alternativos a los combustibles fósiles para su combustión a partir de los purines y estiércoles animales y/o de restos vegetales. La inversión implica en este caso, dotar a la explotación de las infraestructuras necesarias para el correcto procesado de los residuos.
Los términos bioenergía, biocombustible y biomasa a menudo se confunden. La bioenergía es toda la energía derivada de los biocombustibles, que son combustibles derivados de la biomasa. La biomasa es la fuente de la bioenergía. Alrededor del 10% del suministro total de energía proviene de la biomasa, y la mayor parte (80%) proviene de fuentes de biomasa "tradicionales" de madera, estiércol y residuos de cultivos. Globalmente, el agua de riego destinada a la producción de biocombustibles se estima en 44 km3, es decir, el 2% del agua de riego.
Daniel M. Kammen (2009) del International Food Policy Research Institute
señala que la bioenergía en los países en
desarrollo los programas para la producción de energía derivada de biomasa ofrecen
una amplia gama de beneficios, pero lograrlos requiere de una orientación
significativa por medio de las políticas públicas. En los campos del
combustible para uso doméstico y de la salud, se pueden lograr grandes avances
en reducir el consumo de combustible y mejorar la salud por medio del diseño y
la difusión de estufas mejoradas. Al mismo tiempo, se pueden lograr importantes
beneficios para la sostenibilidad forestal y la producción de biomasa
implementando estrategias para el manejo sostenible de los desechos agrícolas y
forestales. Dice Kammen, también, que No obstante, los avances más importantes
se logran cuando se hace un esfuerzo por integrar ambos programas, un objetivo
técnicamente viable, pero que suele ser un reto político.
Para hacer que los programas integrados de uso final y de
producción forestal y agrícola sean la norma, se necesita una planificación
integrada que incluya el sector forestal, de salud pública y de transporte. La
producción comercial de energía a partir de biocombustibles también atravesó
una revolución tecnológica y económica en la última década. Esos cambios abren
la puerta para una producción moderna con emisiones bajas de carbono, así como
para importantes reducciones en el uso de la gasolina (como la disminución de
entre 40 por ciento y 50 por ciento lograda en Brasil) A la República
Dominicana, en particular, le debe interesar este hecho, debido a los
significativos beneficios que los biocombustibles brindan al sector del empleo
comparado con aquellos que otorgan los sistemas de combustibles fósiles. Por
esta razón, se justifica poner mayor atención a los programas de etanol,
biodiesel y gasificación de biocombustible. Se recomienda apoyar la
investigación y el desarrollo a nivel local e internacional y, además, prestar
cuidadosa atención al desarrollo de sistemas útiles para la distribución de
biocombustibles mezclados con gasolina. Se pueden obtener los mayores
beneficios cuando las prácticas tradicionales de producción de biomasa son
integradas en esquemas bioenergéticos en base al etanol de tal manera que se
apoye a los agricultores locales (aportando biomasa sólida destinada a la
cocina) y se produzca etanol o biodiesel para el consumo local o la venta
regional.
(Este escrito no es más que resúmenes, notas de noticias y
opiniones de carácter técnico tomados de
diferentes fuentes nacionales e internacionales. No debe ser utilizado como
referencia sobre el tema ya que solo son extractos)
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