lunes, 30 de mayo de 2016

TENDENCIAS AGRO-TECNOLÓGICAS


Por: *Juan M. Chávez y
**Gabriel Domínguez




La agricultura se enfrenta al enorme reto de alimentar a una población cada vez mayor -se calcula que
para el 2050 la población mundial será de 9,200 millones de persona, sin tomar en consideración las medidas de flexibilización tomadas por la máxima autoridad de China. Actualmente, este enorme reto solo es posible incorporando las últimas tecnologías. Gracias a la mejora de semillas y las prácticas agronómicas, los rendimientos por hectárea se han multiplicado. En el 1950, una hectárea daba de comer a dos personas; en el 2005, era capaz de hacerlo para más de cuatro, y se estima que en el 2030, esa misma superficie podrá alimentar a cinco personas.

En los países desarrollados está cada vez más extendido el uso de soluciones tecnológicas para lograr una agricultura sostenible que lleve a la máxima eficiencia en el uso de recursos naturales (agua, suelo, energía, fertilizantes) y que, además, ofrezca un ahorro en costos. Se trata de multiplicar el rendimiento, sin aumentar el uso de insumos. Algunas compañías multinacionales como Syngenta o Monsanto, gastan en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) la suma de mil ochocientos cincuenta (1,850) y mil quinientos diecisiete (1,517) millones de dólares anuales, respectivamente, o lo que es lo mismo: 5 y 4,2 millones de dólares al día (Javier Nates, 2013)

El impacto de la actividad agropecuaria en el cambio climático global (erosión de la capa vegetal de los suelos, deforestación, bio-diversidad, huella hídrica, agua virtual y contaminación) es, sin duda alguna,
de las tendencias de investigación que ha merecido más atención en los últimos 10 años. Ricardo Migueláñez (2011) apunta que el futuro del sector agropecuario se cimenta en la investigación y el desarrollo tecnológico que contribuya al incremento de la productividad agroalimentaria, y que a la vez que asegure el mantenimiento y buen uso de los recursos naturales existentes. La mejora en la agricultura a través de innovaciones tecnológicas es una alternativa viable para mantener el abastecimiento de los alimentos necesarios para cubrir la demanda mundial, consiguiendo al mismo tiempo equilibrar los precios.

En este escrito se plantean algunas agro-tecnologías que se han convertido en tendencias de investigación en los últimos años, y cuyos productos tecnológicos se espera que jueguen un rol de principalía en el incremento global de productividad de los cultivos, para suplir la demanda de alimento que se avecina, producto de la expansión demográfica.

La tecnología en la agricultura es tan antigua, que se registra como la base de la economía del imperio
incaico. La producción era muy variada y los cultivos más importantes eran el maíz y la papa. Los incas aplicaron diferentes técnicas agrícolas que mejoraron el rendimiento de los cultivos. En la zona árida de la costa usaron el guano -excremento de aves marinas- como fertilizante de las tierras y construyeron canales de riego. También, los mayas dejaron evidencias del uso de pescados en la zona radicular al momento de la siembra de los cultivos.

Un fertilizante o abono es una sustancia orgánica o inorgánica que contiene nutrientes en formas asimilables por las plantas, para mantener o incrementar el contenido de estos elementos en el suelo, mejorar la calidad del sustrato a nivel nutricional, estimular el crecimiento vegetativo de las plantas, etc. Como resultado de múltiples investigaciones se ha podido determinar la importancia de la combinación de aminoácidos, ácidos orgánicos y nutrientes en la rizósfera, los cuales actúan como incentivadores radiculares, induciendo la emisión de raíces y fortaleciendo su crecimiento, lo que impacta en la salud y capacidad inmunológica de la planta. Bajo este argumento se ha creado una tendencia de investigación que busca la creación de sistemas radiculares fuertes y sanos para minimizar las dosis de fertilización inorgánica aplicadas.

Otra tendencia, que tiene su origen al inicio de la década del 2000, es la elaboración de fertilizantes de liberación lenta, con una estructura molecular que permite, incluso, agregar plaguicidas y otras
sustancias químicas a la mezcla. Existen ya técnicas muy avanzadas para minimizar el uso de abonos y evitar problemas como la acumulación de nitratos en el suelo. Existen, también, abonos localizados como Umostart, de la compañía Sipcam Inagra, que se colocan junto a la semilla (a la vez que se siembra) y aportan a la planta los nutrientes que necesita liberándolos lentamente, para que nazca fuerte, con lo que reduce costos y kilos de fertilizantes. También se están investigando bacterias y hongos naturales que ayudan al suelo a liberar los nutrientes acumulados. En este sentido, la microbiología del suelo se sitúa nueva
vez como una de las principales tendencias en el quehacer científico del sector agrícola, con los bio-fertilizantes como insumos formulados con uno o varios microorganismos, los cuales, de una forma u otra, proveen o mejoran la disponibilidad de nutrientes cuando se aplican a los cultivos. En los suelos existen notables poblaciones microbianas, dentro de las que se encuentran los microorganismos beneficiosos, caracterizados por realizar funciones como la fijación del nitrógeno atmosférico, la solubilización del fósforo insoluble presente en el suelo, la antibiosis y la estimulación del crecimiento, y el desarrollo vegetal, entre otras; todas ellas de suma importancia para el normal establecimiento y aumento de la productividad de especies cultivables de importancia económica.

Se han incrementado notablemente los productos tecnológicos para el riego y la ferti-irrigación. La
FAO (2003) señala que con el uso de la tecnología de riego en la agricultura se ha impulsado gran parte del incremento de la producción mundial de alimentos en los últimos decenios. Si bien sólo el 20 por ciento de las tierras agrícolas del planeta cuentan con irrigación, en ellas se produce el 40 por ciento del suministro de alimentos. Los rendimientos más altos obtenidos en la agricultura de riego duplican con creces los rendimientos más altos de la agricultura de secano, e incluso, los cultivos de riego que consumen pocos insumos son más productivos que los de secano que consumen muchos insumos.

El cambio climático global ha colocado la siembra y cosecha de agua sobre la mesa de discusión de investigadores y desarrolladores. El tema producción de agua y su almacenamiento se ha posicionado
como una de las áreas de mayor incidencia en producción de alimento. Sergio Jesús Rico Velasco, Ingeniero del Instituto Politécnico Nacional (IPN), creó los “silos de agua” -como denominó a su invento-, que reducen de un 50 a un 90% el consumo del líquido en la agricultura. La aplicación de los “silos de agua”, que es un polímero de acrilato de potasio biodegradable, y que tiene una presentación en polvo, es simple: se entierran a la altura de la raíz y cuando llueve el agua se vuelve sólida (evita que el líquido se filtre o se evapore). El agua permanece así mientras
es consumida por la planta según la va necesitando. Una vez que se termina la humedad del polímero, éste vuelve a hacerse polvo y cuando llueve nuevamente vuelve a encapsular el agua, manteniéndose en la tierra por un lapso de ocho a 10 años.

El diseño de la geo-membrana utilizada para reducir la competencia entre las malezas y el sistema radicular del cultivo puede, además, conservar humedad e incrementar la cantidad de esta que se acumule próximo a las raíces. Esto podría registrarse aún en pequeñas precipitaciones y hasta en tiempo de abundante neblina.

La ingeniería genética parece ser una de las ramas de las ciencias naturales más prometedora y de mayor aporte en la búsqueda de lograr la sostenibilidad en la producción de cultivos de las
principales regiones agro-productoras del mundo. Algunos desarrollos tecnológicos, que se presentan a continuación, son herramientas que contribuyen en la eficiencia de la producción y la productividad, así como en la sostenibilidad del sistema agro-productivo.

Científicos de la Universidad de Riverside (California) y del
Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), han descubierto el secreto de cómo las semillas de arroz pueden soportar las inundaciones y crecer en dichas condiciones. Los investigadores han identificado un gen que regula la disponibilidad de azúcar durante el crecimiento de las semillas en condiciones de inundación. El aislamiento e identificación de este gen de seguro impactará a corto plazo en la adaptación de una gran variedad de otros cultivos a zonas ocasionalmente inundadas.

Otro ejemplo de la ingeniería genética lo aporta la producción masiva de la Mosca del Mediterráneo
estéril (Ceratitis capitata Wied), lo que es fundamental para el control y erradicación de la Mosca de la Fruta de esta especie; este sistema es conocido como Técnica del Insecto Estéril (TIE), el cual consiste en utilizar a la Mosca del Mediterráneo para controlar a su propia especie aprovechando los encuentros (cópulas) entre hembras y machos.

El mejoramiento genético animal no puede dejar de ser tendencia de investigación. Silvana Bravo (2014) señala que es el proceso de acumular genes superiores para una característica determinada en una población animal. El mejoramiento genético tiene como objetivo la utilización de la variación genética para aumentar la producción o cambiar a la población en la dirección deseada.

Uno de los nuevos productos tecnológicos de mayor demanda y con mejor posicionamiento parece ser el DRON, cuyas
aplicaciones más reconocidas en el área agrícola, hasta el momento son: detección de stress hídrico en cultivos para manejo eficiente del agua, detección de stress nutricional, cálculo de respuestas de aplicaciones; detección temprana de enfermedades y plagas en cultivos, levantamiento topográfico para la nivelación de terrenos, construcción de caminos; índices relativos a calidad en cultivos, generación de inventarios de áreas de cultivos, supervisión de áreas fumigadas, cálculo de eficacia de aplicaciones; y en la pesca, localizando cardúmenes.

Una de las áreas vinculadas con la agropecuaria donde se
registran más aportes tecnológicos y con mayor frecuencia es la vinculada al control de plagas y enfermedades. De hecho, El mundo de las aplicaciones químicas para controlar o prevenir daños es todo un sistema de investigación que busca la creación de moléculas con características cada vez más específicas en una acción determinada. En cada investigación predominan los aspectos seguridad y eficacia, sin embargo, el uso de otras ramas de la ciencia, como ingeniería mecánica y eléctrica, es habitual en esta área de la investigación y desarrollo.

En el área de control de plagas y enfermedades, la tendencia
global parece estar indicando que la alternativa de mayor peso, a mediano y largo plazo, es la gestión integrada de control protegiendo y utilizando los enemigos naturales de las plagas, monitoreando y registrando estrechamente las poblaciones, y usar plaguicidas de acciones específicas como última alternativa del programa. El estudio minucioso del ciclo de vida, umbral tolerado, dinámica de población, métodos de prevención probados, prácticas culturales sugeridas y registro de eventos pasados en el área, tiene gran relevancia para tomar decisiones.

El desarrollo de equipos de protección personal va de manos con el desarrollo de productos para el
control de plagas. Los equipos de protección personal (EPP) comprenden todos dispositivos, accesorios y vestimentas de diversos diseños que emplea el trabajador para protegerse contra posibles lesiones. Durante la aplicación de plaguicidas en la agricultura, siempre habrá un grado de riesgos de daños a la salud humana o al cultivo, lo que disminuirá considerablemente si se toman las precauciones indicadas en la etiqueta y panfleto del producto. Las informaciones provistas resultan de investigaciones, e indican no solo el dispositivo a usar, sino también el material del dispositivo para ese determinado producto.

El tema de la luz solar también ha vuelto a la mesa de la investigación, por tener gran importancia en la
producción de los cultivos, por lo que se debe considerar como uno de los elementos principales en el trazo de plantaciones. Otro elemento que salta a la mesa de investigación es el brillo solar, el cual ha pasado a ser observado con mucha frecuencia, e incluso, en los últimos años se han desarrollado productos en base a la arcilla caolinita, que aplicada a la parte superficial de las hojas, permite que las plantas realicen sus funciones metabólicas con normalidad, evitando el proceso de estrés que normalmente registra la planta durante el periodo de exceso de brillo solar.

Otras áreas que han venido generando protagonismo son los últimos dos eslabones de la cadena: la cosecha (perdida en la cosecha) y el agro-procesamiento. De hecho, se estima que solo en maíz se pierde globalmente alrededor del 5.5 % del rendimiento potencial promedio. Esto genera gran interés en producir mejoras tecnológicas que procuren reducir considerablemente estas pérdidas. 

 Los alimentos procesados ahora representan un 80% de las ventas de alimentos globales, estimadas en USD 4 billones en el 2002. En cambio, los envasados constituyen sólo un tercio o menos del gasto total en alimentos en los países en desarrollo. El análisis de la Base de Datos de Estadísticas Industriales de UNIDO, del 2005, muestra que el procesamiento de alimentos en los países en desarrollo es un componente importante del sector manufacturero, que ha crecido como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a medida que los ingresos aumentan. Todo parece indicar que esta tendencia, inexplicablemente, se sale del radar de los países en vía de desarrollo, dándole continuidad a la práctica de producir materia prima para que un país desarrollado la transforme.
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*Juan M. Chávez, ingeniero agrónomo, Msc; Director Ejecutivo del CONIAF (Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales)
**Gabriel Domínguez, Profesor, Asesor Dirección Ejecutiva del CONIAF.

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