Por: Ing. Agrón. Juan M. Chávez.,
MSc
La agricultura
de precisión nace en los Estados Unidos (EEUU) al final de la década de los
años 80 como un programa de manejo agronómico
que se retroalimentaba periódicamente, y cuyo único objetivo era la utilización
de dosis variables de insumos. Con esta nace la concepción de utilizar la
tecnología de la información para adecuar el manejo de suelos y cultivos a la
variabilidad natural y/o inducida presente dentro de un área.
En la actualidad, el concepto se ha
extendido a todas las actividades de producción y manejo pos cosecha de los cultivos,
para responder a demandas de un mercado que exige productos inocuos, manejados
bajo los estándares de un modelo de producción ambientalmente sostenible; alimentos con características fenotípicas y organolépticas específicas,
cosechados y empacados bajo un protocolo determinado, y que todo esto se
realice manteniendo altos niveles de productividad, para poder competir y
alimentar una población que, según la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), se
incrementará en 2,300 millones de personas
entre 2009 al 2050. Todos estos factores empujan el sector productivo agropecuario
a explorar alternativas innovadoras para
aumentar la productividad.
La FAO también estima que América Latina solo produce entre el 50% y el 60% del potencial
productivo de sus cultivos, lo que obliga a la zona a trabajar horas extras para lograr productividad y empujar el sector a
usar el principio nodal detrás del término, agricultura de precisión, tratando
de manejar la variabilidad intrínseca no
solo del suelo sino de cada variable que interactúa en el sistema de
producción, midiendo y controlando
aspectos complejos de cada etapa de la producción. Para esto, el mundo de la investigación
y desarrollo ha dado un giro trascendental hacia la generación de tecnologías
que proveen resultados en tiempo real de parámetros que 20 años atrás se
tomaban días para obtenerse. De hecho, García, J. (2017) señala que existe en la actualidad una revolución que está acercando
mundos tan alejados como son el trabajo en la tierra con la informática y la
gestión masiva de datos, y que esta revolución
de los datos ha llegado a la agricultura.
Esta revolución se basa en una dimensión en la que todo está conectado. Todo emite datos que
pueden ser captados y analizados de forma masiva. Y tras ese análisis, el
usuario recibe las mejores opciones para no errar en su decisión. Y este nuevo
modelo es aplicable (y se está aplicando) en la agricultura hoy en día. Muchos
actores han visto una gran oportunidad para hacer la agricultura más productiva, más sostenible y
menos consumista de recursos. Y todo ello, con solo
analizar los datos que podemos obtener desde un olivo o animal, hasta la venta
del producto en los mercados internacionales (García, J. 2017).
El éxito de
un programa de producción de una gran variedad de cultivos podría estar condicionado
a la aplicación de algunas de estas herramientas:
Ø Zonificación a nivel del suelo, ya sea para aumentar su
precisión o para reducir el costo de la misma. Entre estas tecnologías, unas de las más usadas es el escáner de suelo, para determinar variabilidad de un lote.
Ø Selección
cuidadosa de la simiente a usar, y conocer de antemano su potencial .
Ø Inoculación
de la simiente con incentivadores radiculares y protectores de hongos y
enfermedades.
Ø Monitorear las
condiciones químicas del fertilizante usado en la ferti- irrigación en tiempo
real. Usar aparato portátil para medir conductividad eléctrica y pH.
Ø Análisis
constante de sustrato o suelo para
monitorear si se están acumulando elementos en cantidades nocivas. La ferti-irrigación
debe de ser exacta y ajustada a la etapa de crecimiento del cultivo, y no debe
dejar lixiviados.
Ø Uso
de termometría infrarroja (termómetro que mide
temperatura a distancia) Al mismo tiempo mide la temperatura del aire y la
temperatura de las hojas. Es un muy buen indicador del coeficiente de estrés
hídrico del cultivo, ya que la temperatura está directamente relacionada con el
agua disponible para la planta. Cuando la disponibilidad de agua es limitada,
se cierran algunas estomas (células) de la hoja y como resultado, la
temperatura de la hoja es más alta que la temperatura del aire.
Ø
Uso de sensores infrarrojos como el SPAD 502 de Minolta,
que mide el índice de clorofila en las hojas; este valor tiene una clara
correlación con la cantidad de nitrógeno en la planta, lo cual permite conocer
las necesidades nutricionales en cuanto a nitrógeno se refiere.
Ø Las deficiencias de nutrientes se pueden
identificar más prácticamente,
instalando una aplicación como
KALI-TOOLBOX en el teléfono o tableta. Esta aplicación provee también
una hoja de cálculo para convertir cantidades de fórmulas a elemento simple o
viceversa.
Ø Implementar las boquillas electrostática en el
sistema de aspersión en las aplicaciones de plaguicidas, pues se ha reportado un sin número de
problemas asociados con el mal manejo de los plaguicidas, pero quizás entre los
más importantes está la cantidad que se desperdicia mientras se aplica sobre
los cultivos (derivas). Esto se debe a la forma en que ciertas hojas naturalmente repelen el
agua, y muy poco de la solución
realmente se adhiere a ellas. De hecho, sólo el 2% de la pulverización se
mantiene en su lugar, de acuerdo con el MIT News.
Ø Implemento de un sistema de
registro de todas las actividades, y en especial de las actividades sanitarias,
y el monitoreo estricto de plagas con
tele-detectores o lupas, y establecer umbrales económicos para aplicaciones.
Ø Uso de refractómetro para determinar la correcta maduración del fruto, lo
que se determina regularmente por el grado brix, que es el porcentaje de
sólidos solubles presentes en alguna sustancia.
Ø Monitoreo constante del rango de temperatura (14-30 grados Celsius) y la humedad relativa. Una humedad relativa
sobre los 80 % podría generar problemas,
y sobre los 90 %, de seguro generaría daños permanentes en la mayoría de
cultivos.
Ø Además
de estas medidas y herramientas de precisión, se
recomienda usar otras herramientas tecnológicas más. Dentro de estas
adicionales se destacan como mas importantes: los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS),
sensores remotos, imágenes aéreas y/o satelitales junto con Sistemas de
Información Geográfico (SIG) para estimar, evaluar y entender dichas
variaciones.
La información recolectada, con estas y otras herramienta
tecnológicas, puede ser usada para evaluar con mayor precisión el tipo de
cultivo y la densidad óptima de siembra, estimar el uso de fertilizantes, optimizar la gestión del recurso hídrico,
predecir con más exactitud la producción
de los cultivos y la calidad del producto final, así como optimizar los
rendimientos a través de prácticas de cosechas automatizadas.
Las perspectivas de expansión
de este modelo en Republica Dominicana dependerán
mucho de la visión de los productores de la agricultura para la exportación, las
facilidades que el Estado ofrezca, y de la Asociatividad que se dé en el nivel
de agricultores con pequeños y medianos
predios. En la actualidad, el estado de implementación de este modelo de producción tecnológico, con miras a la eficiencia,
es débil, y esto podría ser una de las
principales causas de la acumulación de muchas de las estructuras de invernaderos disfuncionales. Las
desventajas reconocidas de este modelo
de agricultura en ambos ejes de la agricultura dominicana, están asociadas
con el alto costo y la capacitación que se requiere, lo que dejará fuera a
algunos productores. Otra desventaja está vinculada al ámbito social, ya que con el avance de la tecnología, las máquinas realizan la mayor parte del trabajo,
causando una gran pérdida de trabajadores y desvalorizando la mano obrera. Dentro de
las ventajas para uno u otro eje resaltan:
1. Mejora de la producción.
2. Reducción de insumos (fertilizantes, herbicidas, combustibles) entre un 10-20%.
3. Ajuste
del tratamiento fitosanitario o fertilizante a una determinada zona de su explotación.
4. Determina el momento óptimo de la cosecha por zona.
5. Reducción del desperdicio alimentario por
ataques de plagas.
6. Mejora de la trazabilidad gracias a los
datos asociados a un producto.
7. Aumenta la eficacia y mejora el uso y manejo seguro de los
plaguicidas.
8. Prevención de daños en el cultivo.
10. Reducción de riesgos a daños al medio ambiente.
11. Mejora del sistema de inocuidad de los alimentos.
12. Mejora de la sostenibilidad
ambiental, calidad de productos, productividad y competitividad.
13. Reduce considerablemente la huella
hídrica o de carbono.
Para República Dominicana y otros países de Centro y Suramérica, el futuro parece estar aliado a la
implementación de la agricultura de precisión. De hecho, de acuerdo con el
informe del Banco Mundial (BM) titulado: “Perspectivas
económicas mundiales”, de
junio de 2017, el crecimiento de las economías avanzadas se acelerará hasta
llegar al 1,9 % en 2017, lo que beneficiará también a los socios
comerciales de dichos países. Las condiciones de financiamiento en el ámbito
internacional siguen siendo favorables, y los precios de los productos básicos
se han estabilizado. En este contexto de mejora en el plano internacional, el
crecimiento de los mercados emergentes y las economías en desarrollo en su
conjunto repuntará hasta situarse en un 4,1 % este año, superior al 2016
que fue del 3,5 %. Según las previsiones, el crecimiento en las siete
principales economías de mercados emergentes se incrementará, y para el 2018
superará su promedio de largo plazo, lo que augura un crecimiento en la demanda
global de productos de origen agropecuario a precios estables y, por
consecuencia, una gran oportunidad para invertir en sistemas de producción que
adopten todas las alternativas posible para expandir la producción mejorando
los índices de productividad de sus productos cadena, y adoptar nuevas
alternativas, incluyendo la introducción de un programa agresivo de
industrialización del sector agropecuario (agregar valor), expandiendo el modelo de agricultura orgánica
y de productos no tradicionales.
Una estrategia que promete pagar la implementación del modelo
de agricultura de precisión es la biofortificación de cultivos de consumo
masivo. Scrimshaw, N.
(2005) señala que las deficiencias de micronutrientes son
responsables de daños funcionales serios
en más de un tercio de la población mundial. Entre éstos se encuentran, retraso
en el desarrollo mental, disminución de la capacidad para el trabajo físico y
mayor susceptibilidad a las infecciones. La fortificación de alimentos básicos
que consume la mayoría de la población es la manera más eficaz para corregir
las deficiencias de nutrientes esenciales, debido a su cobertura, bio-disponibilidad
y bajo costo. Sin embargo, la factibilidad de esta medida depende de la
identificación de un alimento que consuma gran parte de la población dominicana
en una cantidad similar cada día, como el arroz y la habichuela. Ya en
habichuela el Sistema Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (SINIAF)
posee variedades liberadas con este atributo.
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