lunes, 30 de diciembre de 2013

LLEGÓ JESÚS, LA NAVIDAD!!!



Por César Matos
cesarmatosrd@yahoo.com
(República Dominicana)

QUÉ NO ES LA NAVIDAD
Durante muchos, muchos años Satanás (el diablo) ha venido ocultando al mundo el verdadero significado de la Navidad; y al hacerlo, al mismo tiempo, hace al mundo incrédulo respecto de su propio papel como padre de la mentira. Él es el mismo mentiroso que hizo caer el primer Adán en el Huerto (Génesis 3,6). Astuto engañador es Satanás, la serpiente antigua, que ha conformado al mundo a un sistema de ideas y conceptos  que acepta cómoda y complacidamente.

Hemos aceptado cómodamente que la Navidad es el anuncio de Santa Claus, o que es la llegada de papá Noel, o cualquier cosa que tu quieras creer “libremente”. Viendo así las cosas la Navidad puede ser un árbol vestido de luces, adornado con copos de nieve y diminutos angelitos colgados que parecen mariposas. El mundo nos relaciona este evento con dulces, vinos, pavos y lechones; nos empuja a relacionar la manifestación más importante del amor de Dios a la humanidad con regalos, banquetes y comilonas. No está mal que nos regalemos unos a otros si no nos olvidamos del propósito original.

La Navidad no son los villancicos ni la música de la temporada, pero ambos deben dar testimonio de la verdad y alabar a quien verdaderamente es la Navidad. La Navidad no se opone a la tradición, pero la tradición debe exaltar a aquél a quien le dio origen.

QUÉ ES LA NAVIDAD
La verdad es que la Navidad tiene que ver con el cumplimiento de la promesa de Dios a una humanidad sin esperanza, de enviarnos un Salvador. La Navidad no es un evento que se le ocurrió a una familia terrenal de Nazaret, sino que este fue un plan elaborado por la familia celestial (la Santísima Trinidad, conformada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Para el mundo de entonces, tal vez este fue un simple evento rural en el que nace el niño  Emmanuel sin que los reyes de la tierra lo celebraran.


La Navidad es el nacimiento del Salvador (Lucas 2,11),  es la esperanza de salvación de los perdidos. Es la buena noticia anunciada al mundo por medio de los profetas (Isaías 7,14), por Gabriel a María (Lucas 1, 26-38), y por los ángeles a los pastores de Belén en aquella noche gloriosa (Lucas 2, 8-20).
La Navidad es la renovación del plan de Dios para compartir la eternidad con los hijos de Adán por medio del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, quien no conoció pecado y fue obediente hasta la cruz.

La Navidad es la llegada del Salvador al mundo. Es el cumplimiento de todo trámite legal para que un hombre, que era Dios al mismo tiempo, pagara por los pecados de todos, y para que por medio de Él obtuviéramos nuestra libertad.

Cumplido el tiempo, quiso Dios que el árbol de la vida (que es Jesús) fuese plantado en una cruz del monte calvario, para que todo aquél que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3,16).

2013 AÑOS DESPUÉS
Diciembre es solo un pretexto que Dios permite para que al finalizar el año examinemos nuestra vida y nos demos cuenta de que sin Dios no iremos a ningún lado, y que para llegar al Padre necesitamos al Hijo, porque solo el que ha bajado del cielo conoce el camino para llegar de vuelta. Jesús es el camino para volver al Padre (Juan 14, 6).

Este fin de año Dios quiere tocar las familias. Convirtamos el banquete de Navidad en la fiesta del Cordero. Jesús es el cordero de Dios que limpia el pecado de nuestra familia (Éxodo 12, 2-14).

Hace 2013 años Dios envió a su Hijo para que nazca en el seno de una familia de Nazaret. Esta es una verdad eterna que podemos traer de vuelta al seno de la nuestra, si le abrimos las puertas al Salvador y le invitamos a que nazca una vez más en el pesebre de nuestro corazón. ¡El lo puede hacer porque es Dios! Acaso hay algo imposible para Dios?

Dios está esperando hoy que por el anuncio de Gabriel te dejes embarazar de la Salvación y prepares tu templo para que entre en tu casa el Rey de la Gloria. Este tiempo es propicio para volver a la fuente y hacer un voto ante Dios. Es tiempo de arrepentimiento, y tiempo de perdón de deudas.

La Navidad no es un fin de año, sino el comienzo de una temporada de Pascua, tiempo de gracia, tiempo de amnistía general para todos los prisioneros de la muerte, una verdadera fiesta en la que Dios Padre, por medio de su Hijo, nos ofrece salvación gratuita a cambio de nuestro humillación.

CONCLUYENDO
Si hoy ha llegado la revelación de la Navidad a tu vida, te invito a que vengas al banquete de la Pascua que se anuncia, para que comas y bebas sin pagar, porque “mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida” –dice el Señor– (Juan 6, 53-57).


Este es tu día. Entra con tu familia en el lugar secreto (Mateo 6,6), pide perdón a Dios por los pecados de tu casa. Pídele a Jesús que nazca en tu vida y que gobierne tu casa. Prométele que le vas a amar y a servir todos los días de tu vida. Por medio de Jesús toda tu casa será restaurada conforme al plan original de Dios. Nuestro Padre Celestial a través de su Hijo –Yeshua Ha Mashiaj– prometió que iba a reconciliar (restaurar) consigo mismo todas las cosas, como está escrito: “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud; y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz (Colosenses 1, 19-20). Amén.

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