sábado, 27 de febrero de 2016

LA REVOLUCIÓN CULTURAL DEL CAMPO DOMINICANO

Por: César Matos, i.a., Msc                       
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 (Fue publicado por primera vez el 17 agosto 2012, en www.desarrollolocalnoticias.blogspot.com)                
LA LUCHA CONTRA LA POBREZA     
El hombre es el producto de la mentalidad (estructura mental) en la que se ha formado. Los pueblos reproducen su mentalidad por medio de la escuela. Los maestros son los facilitadores del prototipo social, cuya mentalidad estamos formando. Familias pobres, cuyos tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres fueron pobres transmiten la pobreza a sus hijos de manera generacional porque se han conformado a un estilo de vida con patrones de pobreza; en su estructura mental el éxito no es posible. El ser humano es lo que él piensa que es.
                                                        
Campesino dominicano
Por otra parte las familias ricas siempre le hicieron saber a sus hijos que ellos eran ricos, y no permitieron nunca que se junten con gente que pensaran lo contrario. Siempre creyeron en sus capacidades para tener éxito donde otros no lo tenían. Observa que en el hogar se forman patrones reproductivos.

Ambas familias, pobre y rica, son dos familias dominicanas, con patrones mentales distintos. Cada una recibe una herencia espiritual de sus padres. Claro, con excepciones. La manera en que los pobres de nuestra ruralidad pasan a mejor vida es abandonando el campo para ir a la ciudad y luchar por una mejor vida. Otra manera es, conseguir que firmen uno de los hijos en las grandes ligas, o sacarse la lotería.

Podemos considerar la pobreza, también, como un estado espiritual. El pobre se siente cómodo en su pobreza. Se siente completo alcanzando el mínimo necesario cada día para completar su ciclo vital. Para qué tener más de lo necesario para vivir cada día? Además nuestra sociedad ha heredado patrones religiosos, por medio de los cuales a la prosperidad económica se la ve como un pecado, y a Dios como un dios que solo se asocia con los pobres, no así con los ricos. Todo lo contrario, Dios bendijo a los seres humanos con una orden muy clara: “sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla… Y consideró que era muy bueno” (Génesis 1, 28-31). 

En la práctica un agricultor pobre es: a) alguien que por alguna razón tiene su tierra sin cultivar por varios años, b) alguien que obtiene una cosecha por año y los beneficios no los invierte en su familia… Y este análisis es solo económico-productivo, para no tener que derivar en otros.

Asímismo, un agricultor promedio taiwanés en su pequeño predio de 1 ó 2 hectáreas obtiene 2 ó 3 cosechas al año. Este se diferencia del dominicano por su actitud emprendedora.

Conclusión: hay que cambiar la cultura asistencialista del Estado en dirección al campo, y establecer una cultura emprendedora. Esto no es posible sin producir reformas al sistema educativo en el medio rural dominicano, así como a lo interno del sector oficial agropecuario.

REACTIVACIÓN ECONÓMICA DE LA REGIÓN ENRIQUILLO
(a modo de ejemplo)
Hay dos sectores claves, para enrumbar el crecimiento económico y el desarrollo, en los cuales el gobierno se va a centrar a partir del próximo 16 de agosto: agricultura y turismo. Ambas cosas ofrece la Región Enriquillo al próximo gobierno, y son a primera vista nuestras potencialidades. En estos sectores falta todo por hacer, y podemos ofrecer oportunidades de inversión no solo a las instituciones públicas para el desarrollo, sino también a la empresa privada interna y externa.
La vida en el campo

Tenemos el mejor clima, y suficiente agua de riego para la agricultura, con fértiles valles, llanuras y montañas. Para el turismo tenemos no solo playas, sino también parques nacionales, para la observación, investigación y la aventura. Existe ya, de manera preliminar, un diseño de rutas ecoturísticas que permiten al visitante redescubrir plantas, aves y reptiles endémicos de nuestra isla, algo exclusivo de nuestra región. En la provincia cabecera de la región disponemos de un amplio aeropuerto frente a la costa de la bahía de Neyba, en Barahona (Aeropuerto Internacional María Montés), además de un puerto marítimo frente a la ciudad.

Viendo nuestra región en esos términos, está claro que nuestro éxito en la lucha contra la pobreza va a depender de una buena educación para nuestros niños y jóvenes (creando una cultura emprendedora), y de la inversión (no asistencia) del Estado dominicano y la empresa privada para promover y acompañar el desarrollo: reduciendo la marginalidad, generar empleos dignos y verdes, elevar el nivel de ingresos de nuestras familias y crear oportunidades para la juventud. Y sobre todo, un indicador de una buena batalla contra la pobreza en la Región Enriquillo sería la reducción de la migración de la juventud a otras ciudades y a otros países.

Siembra manual de arroz
Hoy día, la grave limitación de los proyectos agrícolas que se han entregado a los campesinos pobres se resume en: inoperancia, ineficiencia y obsolescencia de sus sistemas de riego. En pocas palabras, estos sistemas de riego se construyeron no para que sean sostenibles, sino para lograr un resultado electoral inmediato. Diseñar y construir un buen sistema de riego es un proyecto de mediano y largo plazo, casi ningún gobierno quiere pagar el precio, porque su duración es de solo 4 años.

Pero para el desarrollo de una agricultura sostenible  en el siglo 21, no es suficiente la rehabilitación de los sistemas de riego mencionados. Es necesario dar paso a la innovación tecnológica, la promoción de prácticas ecológicas de cultivo y la ampliación de las fronteras agrícolas a través de la agricultura urbana y periurbana.

LA REINGENIERÍA DE LOS SERVICIOS DE EXTENSIÓN AGROPECUARIOS
Una buena reingeniería de los servicios que ofrece el Estado a los productores tiene que ver con el mejoramiento de su eficacia y la eficiencia profesional con que estos se brindan. Esto es posible eliminando toda la intermediación politiquera y burocrática de las grandes oficinas regionales (pequeños elefantes blancos) que distorsionan la aplicación de los recursos a invertir en las distintas provincias de una misma región.

La asistencia técnica
Propongo a mis lectores, y a las actuales autoridades, debatir la conveniencia de crear Direcciones Provinciales de Agricultura, que reciban los recursos directamente del Ministerio de Agricultura, para de este modo mejorar la dinámica productiva y superar la parálisis en muchas zonas agropecuarias. En todo nivel que enfoquemos, la desconcentración de los recursos técnicos y financieros mejora la operatividad de las instituciones.

Pero no se desconcentran los recursos para repartir botín. En toda economía los recursos son siempre limitados. Las actuales oficinas zonales y subzonales de agricultura deben convertirse en verdaderas Gerencias de Desarrollo Agropecuario, en donde los recursos se aplican a proyectos de desarrollo específicos, bien ponderados y aprobados por el ministerio, en donde los resultados esperados son bien concretos. En estos proyectos debe definirse claramente el papel de los profesionales agropecuarios, donde sus honorarios van a depender de su función (responsabilidad) y desempeño. Esta propuesta tiene fundamento, porque actualmente muchas oficinas zonales y subzonales se han convertido en oficinas de recolección de estadísticas agropecuarias. Para no hacer tan extenso este planteamiento, una reforma del sector público agropecuario debería contemplar la readecuación del rol de otras instituciones tan importantes como el INDRHI, IAD, INESPRE y Banco Agrícola.

La producción de alimentos es sin lugar a dudas la actividad estratégica más importante de todo país libre. De su abundancia o escasés dependen la salud de un país, la paz, y la gobernabilidad.

EL COLEGIO PROFESIONAL Y EL DESARROLLO
Por tanto, como la producción de alimentos es una actividad vital, es preciso que el  Estado dominicano adquiera el compromiso (por medio del Ministerio de Agricultura) para la creación del Colegio Nacional de los Profesionales Agropecuarios. Desde luego, no debemos ver el Colegio desde una perspectiva clubística, sino profesional. Es el Estado y la sociedad en general los grandes beneficiarios de que en la República Dominicana exista un marco regulatorio y regímenes estrictos para el desarrollo de la empresa agropecuaria, agroindustrial y de servicios, que garanticen el apego irrestricto a las normas ambientales y de salud. El colegio sería el veedor y garante por excelencia del cumplimiento de las normativas legales en la producción de alimentos de origen agrícola.

Agricultor sembrando arroz, Vietnam
El colegio profesional además de promover el ejercicio legal y responsable de la carrera agropecuaria y afines, debería trabajar en la regulación de las especialidades técnicas, además de promover la innovación tecnológica y la competitividad del sector.

La no existencia de un colegio profesional ha contribuido y sigue contribuyendo, sin lugar a dudas, a mantener rezagado el sector agrícola, del cual ya hemos dicho que es uno de los sectores más importantes de la economía. En cierto modo, tener aglomeradas a todas las ingenierías en un solo colegio (caso del CODIA, Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores), sirve como un muro de contención a la creatividad y la innovación en el campo del ejercicio profesional, científico y tecnológico. Un solo colegio para toda la universidad del conocimiento se justificó en el pasado cuando solo existían 20 ingenieros; hoy día son más de 4000 los ingenieros agrónomos en ejercicio en el sector público, cuyos intereses están en la agricultura y no en la construcción de obras civiles.

El colegio profesional es un actor social idóneo para la concertación de políticas institucionales y pactos sociales. Los actores económicos del sector agropecuario no se pueden arbitrar a si mismos. No pueden ser voceros de sus intereses, de los intereses de la población y del gobierno al mismo tiempo. Para eso es el Colegio de Profesionales Agropecuarios. Un Colegio de Profesionales Agropecuarios tendría la capacidad legal, moral y profesional para arbitrar conflictos y promover concertaciones público-privadas.

LA CARRERA NACIONAL DE LOS SERVIDORES AGROPECUARIOS
Agricultor cosechando arroz, Vietnam
Felicito a todos los profesionales, hombres y mujeres de valor, comprometidos  con el desarrollo de un sector tan importante como lo es la agricultura. Sin embargo no es suficiente el compromiso de algunos, el Gobierno Dominicano debe ser el garante y propulsor de la CARRERA NACIONAL DE LOS SERVIDORES AGROPECUARIOS. La carrera de los servidores del sector agropecuario es la que debe garantizar la plena realización profesional, económica y social de los profesionales del sector. Este es el atractivo que debe motivar a la juventud para optar por las carreras agropecuarias. No se puede pensar en fortalecer y desarrollar el sector agropecuario, relegando las condiciones de sus profesionales al último lugar, en lo que se refiere a la remuneración salarial y las condiciones de trabajo. El discurso de favorecer el desarrollo del sector debe estar en consonancia con la mejoría de las condiciones de los profesionales agropecuarios del sector público.

LA UNIVERSIDAD NACIONAL ESTATAL AGRARIA
Nuestra condición de país en vía de desarrollo obliga al Estado Dominicano a tomar la iniciativa para orientar el desarrollo del sector agropecuario. La situación es tan grave en lo que se refiere a la preparación de profesionales universitarios en el área de la agronomía, que muchas facultades están por cerrar por falta de estudiantes. Ninguna universidad puede por si sola sostener la carrera de agronomía sin rentabilidad. Si no tienen un número determinado de estudiantes no pueden operar las facultades de agronomía. Pero el Estado podría operar en esta área sin rentabilidad porque no puede descuidar su rol de garantizar una educación en el más alto nivel para el desarrollo.
Laboratorios agrícolas

La solución es que el Estado Dominicano cree una academia para la formación de los nuevos perfiles de los profesionales agropecuarios que demanda el sector agropecuario público y privado. Esta institución se puede crear y consolidar al más alto nivel, pues el Estado posee, para respaldar esta iniciativa, los mejores institutos de investigación científica y de generación de tecnologías del país, en donde los estudiantes pueden realizar prácticas, entrenamientos y pasantías.

Existe también toda una infraestructura productiva en el país a cargo de instituciones del sector público, la cual sirve para realizar rutinas estudiantiles, tésis y prácticas de curso. Existe también una gran cantidad de centros regionales, que 20 años atrás funcionaban como centros de capacitación agropecuaria, los cuales se podrían usar como aulas y dormitorios para los centros regionales al servicio de la Universidad Nacional Estatal Agraria. El sector público agropecuario posee edificaciones en la capital de la república, de las cuales una sola de ellas podría convertirse en la sede central de la universidad.

Los profesores y académicos ya están laborando (muchos con 20 y 30 años de servicio) en las instituciones públicas agropecuarias: son doctores en ciencias, tienen maestrías, postgrados, son experimentados ingenieros, son consultores experimentados en toda el universo de especialidades agropecuarias y afines.
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César Matos,
(breve historia de su carrera)
- Egresado del Instituto Politécnico Loyola, San Cristóbal, 1980
- Egresado del Instituto Superior de Agricultura del Kubán, Krasnodar, URSS, 1985
  (hoy Universidad Estatal Agraria del Kuban), donde obtuvo el grado de ingeniero y
  maestría en ciencias agrícolas)
- Fue Enc. División Mejoramiento de Arroz, CEDIA, Juma, Bonao, 1988-89
- Consultor del programa de Pobreza Crítica del PNUD, 1989-90
- Fundó Internutritivos del Ecuador, Quito-Ecuador, 1992-94
- Coordinador Nacional Proyecto Fida III, FIDA - PNUD - Banco Agrícola, 1996-99
- Director Nacional Proyecto Propesur (Fida V), FIDA - PNUD - ONAPLAN, 1999-2000
- Fundador de ADIACOOP, 1991; COOPSEMATEC, 2013 y COOPLASDAMAS, 2012
- Postgrado en Gestión del Desarrollo Económico Local, Flacso, 2011
- Miembro Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS), 2013-15
- Presidente de ADIA, 2015-17

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